Por qué Beltrones

OPINIÓN 07/08/2015 05:00 Actualizada 05:00

En la lógica del poder no hay tarea más importante que conservarlo. El PRI sabe lo que es tenerlo por siete décadas y perderlo por doce años. Esa experiencia es, al parecer, la que verdaderamente pesó para que al más puro y viejo estilo tricolor (más allá de la sana distancia de Zedillo y otros experimentos fallidos de la relación entre el jefe del Ejecutivo y el partido en el gobierno), el presidente de la República y jefe real del Revolucionario Institucional, Enrique Peña Nieto decidiera que el próximo líder nacional del partido será Manlio Fabio Beltrones.

Para iniciados y villamelones, Manlio es contrincante político de Peña Nieto, no forma parte de su grupo. Es más, en 2012 fue aspirante a la candidatura presidencial priísta, y en el transcurso de estos tres años, como exitoso operador legislativo de las reformas del régimen, ha sido reiteradamente mencionado como el eficaz relevo en Los Pinos en los momentos más agudos de las crisis del peñanietismo.

De ahí que en el análisis sobre el relevo en el PRI, se argumentara, no sin razón, que la poderosa triada que rodea al Presidente: Luis Videgaray, Osorio Chong y Aurelio Nuño, los tres con claras aspiraciones en la sucesión, cerraría a Beltrones las puertas de la dirigencia nacional del partido o las de cualquier otra posición que apuntalara sus aspiraciones presidenciales, que también las tiene.

Peña Nieto, por lo visto, ha optado nuevamente por la eficacia, por quien le garantice victorias. Ese criterio fue el que aplicó al resolver su sucesión en el estado de México: a su favorito, pariente y compañero de grupo, Alfredo del Mazo, lo hizo a un lado para respaldar al entonces alcalde de Ecatepec, Eruviel Ávila, quien le garantizaba el triunfo.

Ahora habría que añadir dos elementos más:

1. Fogueado en el priísmo pragmático de todos los tiempos, Peña Nieto sabe que no hay político más peligroso que un político desempleado, ya que en tales circunstancias no reconoce lealtad más que por él mismo. Y por lo visto y sabido, el desempleo era el futuro de Beltrones, pues era secreto a voces que no aceparía otro encargo que no fuera el de la presidencia de su partido.

2. El factor López Obrador que Peña Nieto sabe pesará en la próxima elección presidencial. Por las razones que sean, arranca el líder de Morena como el más reconocido por la gente entre los posibles aspirantes a llegar a Los Pinos. Y esto explica dos cosas: una es que apenas hace unos días se haya referido, sin mencionarlo por su nombre, a lo que a su juicio (¡otra vez la cantaleta!) es el riesgo del populismo, con paralelismos presentes (tampoco especificados) como la situación de Grecia y Venezuela.

Por estas razones es que, no obstante ser contrincante político, Peña Nieto coloca a Beltrones como el primero, hasta ahora, de los presidenciables tricolores, ya que no hay impedimento estatutario para que el líder del PRI sea en su momento dado candidato a la Presidencia de la República.

Beltrones, por lo pronto, ha declarado que estará muy cerca del Presidente y que su papel será de árbitro, no de jugador, en los procesos electorales de 2016 y 2017. De 2018 prefirió no decir nada.

2. AVANCE. Es muy probable que en el transcurso de las próximas horas ocurra la detención de los otros dos presuntos responsables del homicidio múltiple de la Narvarte. El que ya está detenido fue formalmente acusado de homicidio, violación, feminicidio y robo agravado.

3. RELEVO. La periodista Elena Cárdenas llegó al relevo en la Dirección de Comunicación Social de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. Encabezará la encomienda que antes tenía Ricardo Nájera, recientemente designado fiscal de la PGR para delitos relacionados con la libertad de expresión. Elena llega en un momento de suyo complicado por el tema del crimen de la Narvarte. Claro queda que ya tomó e’l timón del barco’.

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