Gloria Treviño

OPINIÓN 07/01/2015 05:00 Actualizada 05:00

Esta ha declarado en diversas entrevistas cuál es su percepción de aquel escándalo noventero. El productor Sergio Andrade, a base de promesas de éxito musical, se hizo de un harem de adolescentes y menores de edad, a las que convirtió en sus esclavas sexuales. Entre ellas, la más importante, la más exitosa, estaba Gloria.

Gloria pasó de víctima -cuando conoció a Sergio Andrade era una adolescente- a victimaria al aceptar, encubrir abusos sexuales y de toda índole contra otras niñas más.

En su tiempo, el caso tomó proporciones épicas. La misma película que se encuentra ahora en cartelera otorga claves: en medio de una guerra de televisoras(Televisa y TV Azteca), los escándalos de Trevi eran rating seguro. La exhibición del monstruo Sergio Andrade y la imagen perturbadora y ambigua de Gloria ¿víctima?, ¿victimaria?, ambas, probablemente) crearon el mejor guión.

Pero más allá del rating, la historia de Trevi no es más que la versión farandulera
de un fenómeno que se repite cotidianamente en la sociedad mexicana; es horrible
decirlo, pero así es. Todas las semanas, en El Gráfico cubrimos historias de desapariciones de mujeres; la mayoría son jóvenes y adolescentes entre los 13 y los 20 años. En muchos casos la desaparición es involuntaria, pero en otros (la mayoría) la joven se fue por propio pie. En casi todos estuvo involucrado un hombre, y en la mayoría se trata de varones de hasta diez años mayores que ellas. En casi todas estas ausencias "voluntarias" hay una historia de violencia.

Se ha dicho en otras ocasiones: una relación amorosa no puede crecer en desigualdad de circunstancias. Y no hay nada más desigual que una niña de 13, 15 años junto a un hombre de 20, 25, 30 y más años de edad. La mayoría de estos casos terminan en violencia intrafamiliar (en el menos peor), explotación, trata de personas. Lo mismo que ocurrió en el caso Trevi-Andrade. En muchas situaciones, las jóvenes crecen resentidas y violentadas, y se convierten en cómplices. Es esta, nuestra sociedad machista, la que produce con frecuencia este fenómeno. Y cada vez que toleramos que una niña sea seducida por un hombre mayor, cada vez que un policía le dice a la madre: "Se fue con el novio, ya regresará con sorpresa", y cada vez que decimos: "Es que ella no es tan inocente, ella es la buscona", reproducimos un sistema que explota, esclaviza y abusa de las jóvenes.

Glosario de supervivencia

Gloria Treviño: Arquetipo infernal.

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