Mente sana en cuerpo sano

OPINIÓN 07/01/2014 05:00 Actualizada 05:00

El concepto de que es necesario un cuerpo sano para mantener nuestras facultades mentales y estado emocional sano, viene de los griegos del siglo I. La cita original dice:

"Hay que orar para tener una mente sana en un cuerpo sano", y se completa con otras peticiones como lo es tener un alma fuerte, considerar la vida como un regalo, soportar los esfuerzos, estar libre de ira, acoger el trabajo, no excederse en los alimentos y llevar una vida virtuosa para disfrutar de la tranquilidad.

En la actualidad, el gran promotor de la salud mental es la Organización Mundial de la Salud (OMS), que la ubica como una prioridad ignorada, con cifras verdaderamente escalofriantes cuando se piensa en todo el dolor, el aislamiento, la discapacidad, el freno al desarrollo personal y muerte que provocan. Se estima que en el mundo 150 millones de personas padecen depresión, 125 millones trastornos por consumo de alcohol, 40 millones epilepsia, 35.6 millones demencia; y cada año casi un millón, principalmente adolescentes y adultos jóvenes, se suicida.

México es de los países que se queda atrás, de acuerdo con el Informe sobre el sistema de salud mental, publicado en 2011: del presupuesto total a salud, sólo 2% se orienta a la salud mental, mientras que en países con ingresos similares se destina en promedio 3.5 por ciento.

El informe concluye que la atención es insuficiente por falta de recursos y personal, con dificultades de acceso y de calidad, ya que de las personas que logran atenderse sólo 50% recibió un tratamiento adecuado.

Más aún, el panorama futuro se vuelve abrumador si tomamos en cuenta que la población envejece y que a mayor edad, aumenta el riesgo de demencia, entre ellas la enfermedad de Alzheimer, por lo que las cifras actuales se duplicarán en 20 años.

El reconocimiento de que hay mucho por hacer llevó a que en el pasado mes de diciembre los países del G-8 celebraran la Cumbre por la Demencia, en la que se comprometieron a desarrollar una mayor investigación para encontrar una cura que detuviera la progresión de la demencia a más tardar en el año 2025. Otros compromisos fueron mejorar las condiciones de vida de los pacientes, compartir información y recursos, facilitar el acceso de los ciudadanos a los avances científicos y reducir el estigma social.

Me impresiona mucho el discurso de la doctora Margaret Chan, directora de la OMS, en esa cumbre, al recordarnos que no hay otra condición con efectos tan profundos en la pérdida de la función, de la independencia y la necesidad de atención como la demencia, una enfermedad que impone una carga muy pesada a las familias, a la sociedad y a la economía.

Sin una cura, debemos insistir en la prevención. Lo que se sabe es que una dieta saludable que incluya suficientes verduras, frutas y legumbres; el ejercicio y dejar de fumar, tienen un efecto protector contra la demencia y mejoran nuestra salud mental.

Nunca es tarde para cambiar a una vida más sana.
Feliz año 2014.

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