¿Gas shale? ¡No, gracias!

OPINIÓN 06/11/2013 05:00 Actualizada 05:00

Durante décadas se ha extraído petróleo en México sin aprovechar los millones de pies cúbicos de gas que se encuentran asociados en el yacimiento. Cada vez importamos más gas debido al consumo elevado que requieren las termoeléctricas privadas que venden la electricidad a la CFE, a un precio más elevado, en vez de consumir la energía más barata que producen las hidroeléctricas nacionales, las cuales están subutilizadas.

Cuando se habla del cambio climático, las autoridades promueven el uso de energías alternativas, siempre y cuando las desarrollen las trasnacionales. La verdadera preocupación de los gobiernos emanados del PRI y del PAN estriba en cómo hacer negocio para beneficio personal de quienes usan la función pública para enriquecerse, no para el verdadero desarrollo del país.

El director de Pemex, Emilio Lozoya, insiste que en México contamos con inmensas reservas de gas shale, que se deben extraer cuanto antes. Incluso ha dicho que deberíamos aprender de EU, que perfora miles de pozos en su territorio. Pero la activista Deborah Rogers, ex analista financiera de Wall Street y directora de Energy Policy Forum, nos dice que efectivamente debemos aprender de aquella nación, donde las grandes petroleras han perdido mucho dinero en este negocio, por lo que ahora buscan países como México para recuperar su inversión.

Los análisis de Deborah han sido publicados en los periódicos más importantes de EU y Europa, donde ha impartido conferencias. Sus revelaciones traspasan las fronteras. Ahora que se anuncia en México el “gran descubrimiento” de lutitas (gas shale), es muy importante su testimonio: asegura que la explotación de gas shale no es un buen negocio, ya que la caída en la extracción de ese combustible se da de manera abrupta.

Al principio se logra una gran producción, pero a los cuatro años se reduce a la mitad, mientras que la perforación de pozos se cuadruplica, con lo que se genera una brutal contaminación y devastación de la naturaleza, ya que hablamos de miles de pozos. La producción de este gas ha sido severamente cuestionada en el mundo, y algunos países han prohibido su explotación. Pero en México los funcionarios la promueven a toda costa.

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