¿Habrá cambios en el gabinete?

OPINIÓN 05/12/2014 05:00 Actualizada 05:00

El pasado lunes primero de diciembre, al cumplir dos años en la Presidencia y después de ir a una gira por Chiapas en un día negro para los mercados con la caída del peso, la Bolsa de Valores y el precio del petróleo, Enrique Peña Nieto convocó a cenar a Los Pinos a la cúpula empresarial del país.

Este encuentro fue confirmado por el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Gerardo Gutiérrez Candiani, sin que revelara los nombres de los asistentes, acaso por elemental prudencia ante sus aspiraciones políticas hacia Oaxaca.

Pero si era, como dijo, la cúpula empresarial, seguramente ahí estaban los pesos pesados de la iniciativa privada, acaso el mismísimo Carlos Slim sin que ninguno de los concurrentes consultados lo confirmara, pero tampoco lo negara.

Hasta donde pudo indagarse, hubo dos demandas específicas a Peña Nieto que, se asegura, tuvieron tono de airado reclamo: el inmediato freno de los actos de vandalismo en las manifestaciones, lo que los tiene verdaderamente enfurecidos; y cambios en la reforma fiscal a cuya inoportuna carga atribuyen el limitado desempeño de la economía.

Aunque se asegura que el Presidente no comprometió respuestas específicas, la iniciativa privada insiste en la posibilidad de una reducción de impuestos que reactive la inversión, lo que ese mismo lunes por la mañana no descartó del todo el secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

El tema de la violencia vandálica, por otra parte, no es tan simple pues no parece haber duda que mucha de ella es generada por provocadores infiltrados a las movilizaciones desde el poder mismo o incluso la delincuencia, con el objetivo de atemorizar, desmovilizar y hartar a la opinión pública; aunque no faltan los grupúsculos que lo hacen de motu proprio pues están sobreideologizados o fanatizados, con claros vínculos con organizaciones radicales como la guerrilla. El especialista en temas de seguridad, Edgardo Buscaglia, caracteriza a éstos últimos como “idiotas útiles”, pues su violencia contribuye a los objetivos provocadores. ¿Habrán reparado en ello los maestros de la Sección 22 del SNTE o los de la Coordinadora en Guerrero?

Peña Nieto parece haber retomado la iniciativa al viajar ayer a Acapulco y anunciar un plan de reactivación para el estado de Guerrero y un día antes, el miércoles, puso en marcha el operativo especial para Tierra Caliente anunciado en su decálogo. Pero el hecho es que lo 43 jóvenes de Ayotzinapa siguen desaparecidios y el caso, sin mayores avances.

El gobierno evalúa si hace algún anuncio que califica de “importante” sobre los desaparecidos antes de ir al periodo vacacional decembrino. Si opta por hacerlo, eso ocurriría esta misma semana o en la próxima.

Pero el asunto ha sido tan confuso y contradictorio que fuentes cercanas a la investigación especulan con dos versiones diferentes, siendo uno mismo el caso: 1. Que los exámenes genéticos realizados en la Universidad de Innsbruck, Austria, confirmarán que los restos de Cocula corresponden a uno o dos de los jóvenes desaparecidos; y 2. Que los exámenes dirán que, ni los restos de Cocula, ni los otros encontrados, corresponden a ninguno de los 43 de Ayotzinapa, lo que haría resurgir la versión de que algunos de ellos están vivos, sometidos a trabajo esclavo en la pizca de la amapola.

Lo que sí parece tener muy claro el inquilino de Los Pinos es que llegó el momento de ajustar su gabinete ante la crisis de gobernabilidad que enfrenta su gobierno.

Se asegura que tres son inamovibles: el general secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos; el almirante secretario de Marina, Francisco Soberón y la secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu.

De los demás, comenta la fuente consultada, todos son sustituibles, incluso el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y el de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

Otra fuente comentó a este columnista que los cambios se darán en el área de gobernabilidad, seguridad y justicia, por lo que podrían estar “en la cuerda floja” el procurador Jesús Murillo Karam, el mismísimo Osorio Chong y el comisionado nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido. Ya se verá si es cierto.

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