Camino a la transformación

OPINIÓN 05/12/2013 05:00 Actualizada 05:00

CAMINO. Estamos llegando a fin de año y en el Senado de la República seguimos discutiendo reformas que transformarán el futuro de muchas generaciones. El martes en la madrugada, tras una larga y muy fructífera sesión, se aprobaron los cambios a la Constitución que modificará nuestra forma de gobierno y el sistema electoral. Desde la formación del nuevo régimen en 1917 hemos tenido seis grandes reformas del sistema electoral que marcaron el rumbo democrático del país. Me siento muy orgullosa de haber participado en dos de ellas. Cuando fui integrante de la LX Legislatura de la Cámara de Diputados, tras una contienda electoral muy reñida y un clima de inestabilidad, el PRI se comportó a la altura de la circunstancia y pudimos construir los consensos necesarios para llevar las demandas de millones de mexicanos en reformas que dieran certeza tanto en los tiempos como en el financiamiento de campañas.

Ahora, como parte del Senado de la República, aprobé una reforma que busca dar el paso a la consolidación democrática, en donde destacan la reelección de alcaldes, legisladores locales y federales; paridad de género en candidaturas de legisladores, creación del Instituto Nacional Electoral, mayores causales en el sistema de nulidad de las elecciones, la autonomía del MP federal y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, el aumento en el mínimo de votos para conservar el registro y contemplar la formación de un gobierno de coalición. En esta reforma podemos ver demandas de los tres partidos políticos, demandas que han sido bandera de algunos, dejando de lado las diferencias y dándole paso a las coincidencias.

La reforma política-electoral seguirá su cauce legislativo, por lo que fue enviada a la Cámara de Diputados para su trámite y, si fuera aprobada, que cierta estoy así será, el trabajo quedará en las legislaturas locales.

QUE TRASCIENDE. Al momento de escribir mi colaboración para El Gráfico, en el Senado iniciamos el estudio de la reforma energética, que por las diferentes visiones de cómo modernizarlo nos ha llevado a tomar medidas extraordinarias para garantizar el trabajo legislativo. Es aquí donde me detengo para señalar que en el grupo parlamentario del PRI siempre hemos tenido la disposición, así como el presidente Enrique Peña Nieto, para formar los consensos necesarios y llevar al país a un mejor puerto. En este espacio hemos insistido en que necesitamos modernizar nuestro sector energético. Por ejemplo, si la región de América Latina y el Caribe continúa creciendo a una tasa anual de 3%, con un aumento constante en la población y seguimos con políticas públicas enfocadas al combate a la desigualdad, necesitaríamos generar el doble de energía eléctrica.

Y pese a que las descalificaciones y rabietas de un sector siguen presentes, en el otro lado encontramos actores que buscan la transformación del país por la vía democrática. El camino escogido es, quizá, de los más arriesgados: llevar al Congreso de la Unión propuestas de reformas en donde no se tiene mayoría absoluta. Así, la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo ha privilegiado el diálogo. No es una actitud autoritaria o presidencialista; por el contrario, es el reconocimiento de la pluralidad democrática que impera en el país, una necesidad de cambio y demostrar el potencial que tenemos como país.

PD. Al inicio de esta semana se dieron a conocer los resultados del Programa de Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés). Algunos resultados demuestran que México aumentó su matrícula de jóvenes de 15 años, al pasar de 58% a poco menos de 70%. Otro de los resultados clave es que nuestro país tiene la diferencia más alta de toda la OCDE y la tercera más alta de todos los participantes en PISA entre la distribución de recursos educativos en el país.

Estos resultados son una muestra clara de que tenemos una tarea pendiente en el sector educativo, por lo que todos los sectores de la sociedad debemos estar comprometidos en implementar la reforma educativa, asumir con responsabilidad que no llega por decreto la educación de calidad, sino con el esfuerzo de todos nosotros.

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