La sombra de los machetes

OPINIÓN 05/09/2014 05:00 Actualizada 05:00

Imposible negar que un nuevo aeropuerto internacional para la ciudad de México es necesario e impostergable, y que el proyecto ganador del arquitecto británico Norman Foster y su socio mexicano Fernando Romero, es espectacular y, por lo dicho, holgadamente financiable y planeado a largo plazo, incluso más allá de 2062.

No se conoce, hasta ahora, información amplia y confiable sobre la sustentabilidad de la nueva terminal aérea, es decir, datos convincentes de que no tendrá consecuencias ecológicas graves en esa amplia zona de la cuenca lacustre de Texcoco o de que se hundirá por la calidad del suelo.

Tampoco se tiene la certeza de que no resurjan movimientos sociales de resistencia como el que finalmente echó por tierra el proyecto de nuevo aeropuerto planteado por el gobierno de Vicente Fox.

El terreno escogido por el primer gobierno panista para la construcción de una nueva terminal aérea, es de hecho el mismo que Enrique Peña Nieto se ha propuesto levantar, el que ha proyectado su gobierno.

El 22 de octubre de 2001, Fox anunció la construcción de una nueva terminal aérea y decretó la expropiación de cuatro mil 550 hectáreas, en su mayoría ejidales, por las que el gobierno pagaría siete pesos por metro cuadrado.

El monto de lo ofrecido no satisfizo a los ejidatarios, cuyas tierras estaban involucradas en el proyecto. Los de San Salvador Atenco iniciaron el 2 de noviembre de aquel 2001 una batalla legal mediante la impugnación del decreto expropiatorio.

Paralelamente a la batalla legal, los atenquenses iniciaron una serie de protestas: salieron a marchar y a bloquear calles del Distrito Federal con sus emblemáticos machetes, colocaron barricadas en los principales accesos a su pueblo y se declararon “municipio en rebeldía”.

El conflicto recrudeció el 11 de julio de 2002: unos cien campesinos de Atenco marcharon ese día a Teotihuacán para elevar su protesta en un acto encabezado por el entonces gobernador del Estado de México, Arturo Montiel Rojas. Pero la policía mexiquense les tapó el paso en el poblado de Santa Catarina, sobre la vía Acolman-Pirámides. Después arremetió contra ellos. El saldo: 19 campesinos detenidos, tres policías y 30 ejidatarios heridos, varios de estos últimos de gravedad.

Los de Atenco retuvieron a siete empleados de la Subprocuraduría de Texcoco para exigir la liberación de sus compañeros y bloquearon cuatro puntos de la carretera federal Texcoco-Lechería.

El gobierno de Fox, en ese contexto, replanteó la negociación expropiatoria y ofreció 50 pesos por metro cuadrado en lugar de los siete pesos iniciales, lo que indignó más al pueblo de Atenco “porque el gobierno nunca entendió que dialogar no significaba vender sus tierras”, dijeron. El 24 de julio de 2002, el campesino José Enrique Espinoza murió a consecuencia de la golpiza que le propinaron.

El pueblo de Atenco enterró a Espinoza el 25 de julio y siete días después, el primero de agosto, el gobierno de Fox hizo lo mismo con su proyecto de nuevo aeropuerto. Nació entonces el Frente de Pueblos por la Defensa de la Tierra (FPDT).

Hoy se ha dicho que el gobierno de Peña Nieto construirá el nuevo aeropuerto en cuatro mil 600 hectáreas que ya son terrenos federales. Durante 18 meses, la comisión gubernamental encargada de alinear el proyecto, trabajó sigilosamente y amarró el tema de la tierra. Hasta donde se pudo indagar, pagó 200 pesos por metro cuadrado a los campesinos que accedieron en sus asambleas ejidales.

El líder histórico del FPDT, Ignacio del Valle Medina, aseguró ayer a este reportero que la autoridad presionó ilegalmente a los ejidatarios para que vendieran sus tierras en Atenco y Texcoco. Informó también que el pasado 1 de julio se celebró una asamblea del núcleo ejidal de San Salvador Atenco para cambiar el uso de suelo de unas mil hectáreas de uso común al dominio pleno, para poder enajenarlas. Contra ambas resoluciones —aseguró Del Valle—, ya tienen medidas cautelares y dijo al gobierno federal que “defenderán su tierra con la vida”. El lunes próximo, por lo pronto, están convocando a una marcha del centro de Atenco al Tribunal Unitario Agrario de Texcoco.

Por eso le digo: con razón o sin razón, estamos otra vez ante la sombra de los machetes.

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