La parábola de Javidú

LEO AGUSTO

OPINIÓN 05/07/2017 12:00 LEO AGUSTO Actualizada 12:00

Cuando se trata de circo, la política siempre tiene un nuevo truco. Ahora es el juicio de extradición de Javier Duarte de Ochoa desde Guatemala a México para su proceso judicial en nuestro país por el saqueo de las arcas públicas veracruzanas y por sus vínculos con el crimen organizado y lo que se junte, delitos que pueden alcanzar casi 200 años de prisión. La firme carpeta de investigación, (antes conocida en la jerga judicial como averiguación previa), que dice tener la PGR en contra del ex gobernador debe incluir también los casos de los 17 periodistas asesinados y los 3 desaparecidos durante el gobierno de este ‘cachorro del peñismo’.

Hazte a un lado Harrison Ford, que en la audiencia de ayer nació un nuevo “fugitivo”, el imputado veracruzano aceptó su extradición a nuestro país con la firme convicción de demostrar su inocencia. Gracias por las risas. No faltará el servil, digo edil, priísta que inscriba la ‘parábola de Javidú’ en las escuelas primarias de su municipio: “Paciencia, prudencia, verbal continencia, dominio de la ciencia y presencia o ausencia según conveniencia”.

Ante la escasa coherencia en lo dicho ayer por el ex gobernador de Veracruz, al salir de su audiencia en Guatemala, resulta indispensable rescatar otra cita: “seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es fondo”, pronunciamiento de Jesús Reyes Heroles, considerado uno de los ideólogos del Estado mexicano del siglo pasado.

¿Por qué vale la pena recordar las palabras de don Jesús? Porque entonces el ejercicio de la política conservaba algo de dignidad y pensamiento. Los balbuceos del dinosaurio bebé y estandarte del nuevo PRI son efecto de los medicamentos antidepresivos y ansiolíticos que le fueron recetados por un médico. Esto último, la medicación, fue dada a conocer por el Bufete Velázquez y Asociados en mayo pasado.

“No se hagan bolas”, reza otro clásico, Duarte busca en la demencia su justicia de “puerta giratoria”.

En el radar. Es cierto que ‘La Jornada’ tuvo un auge importante en los tiempos del sismo de 1985 en la Ciudad de México; aportó al diálogo entre las partes durante la huelga del CEU en la UNAM; fue un medio que abrió sus páginas al zapatismo; denunció el caso de Lydia Cacho contra el ‘góber precioso’ de Puebla y desde entonces, el PRI no ha vuelto a ganar la gubernatura. La lista de causas sociales donde ‘La Jornada’ ha jugado un rol importante en la sociedad y sus causas puede ser enorme. Pero algo ha pasado con el diario desde 1997, año en que se convirtió en boletinero de los gobiernos perredistas en la Ciudad de México a todos los niveles: central, delegacional y parlamentario. Al principio, de manera casi solidaria con Cuauhtémoc Cárdenas, por la embestida mediática a nivel nacional. Después vinieron los negocios, los viajes, los caprichos y extorsiones para despedir a Pablo Hiriart de la dirección editorial del diario ‘La Razón’. Voltaire se lanzaría al vacío si viera la descomposición y su no reciente origen. Se ha perdido el sentido crítico en las portadas, especialmente “amable” con las acciones del gobierno federal. El columnista Julio Hernández se ha convertido en una ‘diva progre’ y así. Un teledeclamador semanal de “netas” en cadena nacional, tirador de verdades supremas que su nutrido coro de seguidores aplaude de manera acrítica.

Lamentablemente, la crisis y disputa interna en el periódico ‘La Jornada’ ha alcanzado niveles fratricidas que ya da visos de posibles desenlaces, a pesar del acuerdo para terminar la huelga y la instalación de una mesa de diálogo para dirimir las diferencias entre las partes: Uno, el diario desaparece. Y dos, los jornaleros tocan fondo y emprenden un cambio tanto en las relaciones laborales internas, como en su línea editorial, tan necesaria en estos tiempos. Aunque ello signifique la salida de la actual directora editorial. Aunque ello signifique competir con diarios digitales mexicanos más o menos independientes.

Twitter: @LeoAgusto

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