Un adiós inesperado

Gabriel Cruz

OPINIÓN 05/07/2016 12:33 Gabriel Cruz Actualizada 12:33

 

La noche del jueves, a través de las redes sociales, Daniel López El Satánico, maestro y suegro del gladiador australiano informó la trágica noticia, un día antes había hecho algo similar pidiendo el apoyo moral de los aficionados ya que Thunder se encontraba muy enfermo.

Hasta ese momento se conocían pocos detalles del mal que aquejaba al fortachón. Horas después se supo que se trataba de un cáncer fulminante que fue mermando poco a poco la salud del enmascarado, quien había regresado a su país, donde encontró su última morada.

La carrera de Thunder fue hasta cierto punto vertiginosa. Se trataba de un gladiador distinto, su fortaleza y personalidad impactaron desde el primer momento en que pisó un cuadrilátero en México.

Criticado por sus pocos avances luchísticos al momento de debutar, el australiano tuvo en El Satánico al mejor guía para ir mejorando y lo hizo.

Es cierto, no alcanzó de ninguna forma un gran nivel técnico como esteta, pero mostró avances, caminaba mejor el cuadrilátero y dejó de ser una simple mole de músculos sobre el enlonado.

Tal fue su crecimiento que inició una rivalidad importante contra el Último Guerrerro que llegó hasta la firma de los contratos para enfrentarse en un combate de máscara contra cabellera.

Con el compromiso firmado la lucha nunca se realizó. Thunder argumentó no sentirse preparado para ella, ahora sabemos que la enfermedad había empezado a causarle estragos.

El tiempo voló y con esporádicas apariciones en la arena México se fue diluyendo en la memoria de los aficionados coliseínos, así fue hasta que se conoció su triste desenlace.

Más allá de su calidad y éxito como profesional, si algo distinguía al australiano era su respeto por el deporte que había elegido. La máscara para él lo significaba todo, cuidaba su identidad celosamente, como pocos luchadores lo hacen actualmente.

La muerte nunca se espera, pero en el caso de Luke Fordward fue demoledora, a sus 35 años nadie lo podía creer, era un tipo sano con muchas ganas y retos por vivir.

¡Buenas luchas!

 

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