Más de la mitad

Martí Batres

OPINIÓN 05/06/2018 08:36 Martí Batres Actualizada 19:36

En los últimos días han aparecido encuestas que indican que Andrés Manuel López Obrador tiene las simpatías de por lo menos la mitad de los electores.

Reforma indica que el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia tiene 52 por ciento de la intención del voto.

Por su parte, Parametría indica que llegó a 54 por ciento de las preferencias, mientras que El Financiero lo coloca en un 50 por ciento.

En esos estudios de opinión se muestra que López Obrador sigue creciendo, mientras que sus adversarios bajan o mantienen sus números.

Es decir, López Obrador ha vencido la andanada en su contra. Los ataques se han revertido contra sus adversarios, que ven menguadas sus simpatías mientras el puntero no deja de subir.

La lección de esta coyuntura es muy clara. La ciudadanía muestra de forma clara su rechazo a la política de la denostación, la mentira y la injuria. De ahí que Anaya, luego de los dos debates y una intensa ofensiva contra AMLO, en lugar de crecer, baje. 

Este mensaje de los electores debe ser asimilado por los actores de la contienda.

Los discursos de odio, la agresividad y la mentira no tienen cabida en este proceso. Luego de casi dos sexenios de violencia, lo que menos quiere la ciudadanía es un pleito de cantina en vez de una contienda política. 

La fobia contra Andrés Manuel López Obrador, que funcionó en 2006, hoy es obsoleta; ¿por qué? Porque quienes en ese entonces impulsaron el discurso del miedo para ganar la Presidencia, abrieron la puerta a la violencia y empeoraron la situación del país.

El miedo dejó de ser útil para contrastar.

La gente tiene ya la percepción de que peor no podemos estar y, por contradictorio que parezca, la desgracia en la que el PRI y el PAN han sumido al país resultó liberadora para la ciudadanía, que ahora enfrenta el proceso electoral libre de prejuicios.

La preferencia de más de 50 por ciento de López Obrador sería imposible sin la simpatía de miembros de todas las clases y sectores sociales.

En estricto sentido, la de Andrés Manuel es ya una candidatura de unidad nacional.

Por eso, a los adversarios les toca, en esta recta final de la contienda, elevar el nivel de la discusión.

Debatir y pedir el voto con argumentos, sin mentiras y respetando a los adversarios.

A las autoridades electorales les toca asumir su responsabilidad y hacer de los próximos comicios un acto ejemplar de democracia.

A 25 días de la elección, dar vuelta a la tendencia a favor de López Obrador es prácticamente imposible. Lo que sigue es la transición hacia una democracia efectiva. 

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