Cada 8 de marzo, desde 1975, se celebra el Día Internacional de la Mujer. En esta fecha es importante recordar las luchas libradas por años en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo en el mundo, donde la mujer debió ganar en la práctica de derechos que le eran propios por su propia condición humana. Este año, la celebración pondrá de relieve la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing, definida por la ONU como una hoja de ruta histórica la cual estableció la agenda para la materialización de los derechos de las mujeres, y que fuera firmada por 189 gobiernos hace ya 20 años, en 1995. Desde aquel momento, los logros han sido muchos, pero también persisten importantes brechas que restan por zanjar y en las cuales deberemos trabajar en los años por venir.

En México, observamos que a pesar de los avances logrados en los últimos años, es necesario redoblar esfuerzos para reducir la brecha existente entre las oportunidades asequibles para las mujeres en comparación con los hombres. Se ha demostrado que las condiciones de desventaja de determinados grupos sociales son un factor que incide en la violación de sus derechos humanos, situación que afecta profundamente a muchas mujeres.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) han señalado que en nuestro país existe el fenómeno de la “feminización de la pobreza”, ya que, en promedio, al ser comparadas con los hombres, las mujeres mantienen mayores carencias en sus condiciones de vida y padecen más limitaciones para su desarrollo humano. Los datos del Inegi muestran, entre otras cosas, que las mujeres suelen trabajar más horas que los hombres y perciben menores ingresos.

Sin embargo, y reconociendo los importantes desafíos que quedan por resolver, hemos dado importantes pasos con la creación de instituciones y el fortalecimiento de la legislación para lograr condiciones de mayor igualdad efectiva. A modo de ejemplo, en el año 2001 se creó el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), un organismo público descentralizado que busca “garantizar los derechos humanos de las mujeres, la no discriminación, el acceso a la justicia y a la seguridad, así como fortalecer las capacidades de las mujeres para potenciar su agencia económica a favor de mayores oportunidades para su bienestar y desarrollo”. Por otro lado, la Reforma Constitucional en Materia de Derechos Humanos, vigente desde el año 2011, asegura el fortalecimiento y clarificación de elementos fundamentales en la Constitución como el principio pro persona, los controles de convencionalidad, la incorporación de elementos en materia de discriminación y reparación del daño, que constituyen una base sólida para avanzar en la protección de los derechos de las mujeres.

En nuestro país, las mujeres han abierto un importante camino en ámbitos tan diversos como la academia, el deporte, la música, la literatura, los espectáculos, los negocios y, por supuesto, la política. Hoy podemos estar orgullosos por la representación que han alcanzado en la vida parlamentaria de México.

Con los cambios logrados con la última reforma política en materia de paridad de género en las candidaturas a cargos legislativos, en estas elecciones de 2015 veremos por primera vez 50% de hombres y 50% de mujeres en las listas de candidatos de los diversos partidos, lo que sin duda fortalecerá las condiciones de igualdad en la participación de la vida política, propias de una democracia moderna.

Estoy convencida que el creciente rol en los diversos ámbitos de la vida social, cultural, política y económica del país resultan centrales para lograr la prosperidad y el desarrollo que todos deseamos y así llevar a México al lugar que merece.