Mataba y violaba; doña Mere lo detuvo

OPINIÓN 05/03/2014 05:00 Actualizada 05:00

Y fue entonces que comenzaron las desapariciones de jovencitas. Se rumoraba quién era el responsable, pero nadie se atrevía a señalarlo.

Una tarde de 1987, cuatro adolescentes -tres niñas y un niño- fueron secuestrados. Se los llevó un hombre joven y los internó en la arboleda. Al niño y niña más chicos los desnudó, los amarró y los metió en una pileta de agua sucia. A las otras dos, de 15 años, se las llevó aparte. Primero violó a una. Cuando terminó le dio un balazo en la frente. A la otra muchachita también le disparó.

La bala entró por la espalda y salió por uno de sus pechos, pero no la mató. Se aguantó el dolor, se hizo la muerta. Esperó a que el hombre se fuera y se levantó como pudo. Se dirigió al camino; ahí, unos trabajadores la vieron chisgueteando sangre. Uno de ellos le puso su chamarra. Pidieron ayuda, pero la policía mexiquense detuvo a quien la ayudó. El responsable estaba apadrinado.

Doña Mere veía desaparecer y matar mujeres a diario, y tomó el caso. La sobreviviente y otros testigos señalaron a Gilberto Jesús Peralta, de entonces 19 años, comandante en Santa Elena e hijo de la quinta regidora de Chimalhuacán. Doña Mere impulsó el caso y logró que Peralta fuera detenido y sentenciado. "Ese muchacho violaba diario, mataba diario. A varias muchachas jamás las encontraron", recordó la anciana la última vez que esta periodista la entrevistó en agosto de 2013. Y agregó con tristeza: "Nada ha cambiado y yo ya me voy a morir". Pero en esto ella se equivocaba. Sí hizo la diferencia.

Este sábado pasado doña Mere murió. Nunca se enriqueció, ha dejado en marcha la única organización a la que pueden acudir las mujeres de la zona; actualmente llevan una treintena de casos diversos: desde secuestro, feminicidio, violación, hasta pensiones alimenticias. Alegra recordar que hay personas que mueren en la línea defendiendo ideales, en estos tiempos canallas. Sí hay luchadores sociales dignos y congruentes, pero son pocos y hacen falta más. ¿Quién se anima?

Glosario de supervivencia 

Chimalhuacán:
Deuda pendiente.

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