Canibalismo electoral y el juego del rey

LEO AGUSTO

OPINIÓN 05/02/2018 11:22 LEO AGUSTO Actualizada 11:22

Resulta simplista reducir el travestismo electoral que vemos con motivo de la sucesión presidencial a la alegoría de los ‘chapulines brincando en el comal’.

Por ello, resulta indispensable reparar en el proceso de la Liga Mexicana del Pacífico para determinar al representante de México en la Serie del Caribe, que en estos días se disputa en territorio mexicano, allá en la tierra de los Charros de Jalisco.

De los ocho equipos que participan en lo que fuera la antigua Liga de la Costa, se van eliminando de dos en dos hasta llegar a la final, donde este año se definió entre los Mayos de Navojoa y los Tomateros de Culiacán. Permítame hacer un pequeño paréntesis para comentar el feo que hizo Andrés Manuel López Obrador a ponerse la franela de los guindas campeones, alegando que su equipo era la tribu sonorense. Mezquino y falta de visión, por decir lo menos, ya que la novena de Culiacán representa a nuestro país en pos de la cotizada serie invernal frente a los mejores de Cuba, Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela. Sobra decir que Obrador no asistió a ningún juego de "sus" mayos durante la reciente temporada. A ese tipo de aficionados se les conoce como villamelones.

Pero volvamos al rey de los deportes, cada vez que un equipo fue eliminado de la LMP, los sobrevivientes elegían a los mejores peloteros de los derrotados para reforzarse. Esto, con el fin de enfrentar de mejor manera al poder beisbolero del Caribe. Digamos que ese era el fin mayor, representar a México competitivamente.

Sin embargo, los refuerzos no se adaptan de un día a otro con equipos que llevan meses jugando juntos. El resultado más evidente de esta afirmación es que el representativo mexicano perdió en sus dos primeras salidas frente al poder de Puerto Rico y Cuba.

Ahora vayamos al juego electoral, a la disputa por el poder. Como usted sabe, en Morena se han dedicado a sumar cuadros políticos que antes fueron señalados de pertenecer a aquello que en la cosmogonía de la izquierda lopezobradorista se conoce como la “mafia del poder”: Gabriela Cuevas, Manuel Espino, Esteban Moctezuma, Lily Tellez, Lino Korrodi y una larga lista donde el único que falta es el mismísimo innombrable.

Las bases de Morena se sienten pisoteadas por el pragmatismo del amado líder, donde también se han recibido a impresentables ex perredistas como René Bejarano, Dolores Padierna, Maricela Contreras, Víctor Romo y Francisco Chiguil. Pero la semana pasada, Obrador presentó a sus coordinadores regionales donde destaca Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal. Con este reciclaje tan desaseado, Martí Batres todavía tiene el cinismo de apelar a la calidad moral de la izquierda para fustigar a sus adversarios en el PRI y en el PAN.

Frente a la experiencia del draft en la Liga Mexicana del Pacífico donde, como ya dijimos, el fin es representar a México, poco se puede esperar de quien sería Presidente de México si las elecciones fueran hoy, de acuerdo con la media en los estudios de opinión pública dos en distintos periódicos de circulación nacional.

Menos esperanza hay para el elector en estos cambios de un partido a otro, donde la ideología política es lo de menos y lo único que importa es el proyecto político personal de cada súbito simpatizante del Movimiento de Regeneración Nacional.

 Bitácora de lo absurdo. Ahora sabemos cuánto costó la dignidad, con todo y marcha, de Javier Corral: 900 millones de pesos y el traslado de un testigo clave en el caso de los desvíos de César Duarte, en Chihuahua, de un penal estatal a otro federal en Ciudad Juárez.

 

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