La Constitución, un texto vivo

OPINIÓN 05/02/2015 05:00 Actualizada 05:00

El texto más trascendente para la vida política, social y económica de nuestro país llega a su 98 aniversario, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que nos reconoce y afirma como una nación cuya forma de gobierno es republicana, representativa, democrática y federal, desde que se firmó el 31 de enero de 1917, para ser promulgada cinco días después en el Teatro de la República, en Querétaro.

Con más de 500 modificaciones en su haber, existen voces a favor de su actualización gradual conforme evoluciona la realidad social y, otras que, aspiran a integrar un texto totalmente renovado. La reflexión es: ¿Debe ser el centro del debate si tendremos un texto nuevo o uno reformado?

Opino que no, porque abordaríamos marginalmente en la discusión sobre cuál es la esencia de nuestro ordenamiento constitucional.

Coincido en que más allá de las reglas y principios que nos guían es, sin duda, la materialización jurídica de la toma de decisiones políticas; conlleva de manera inherente el compromiso político asumido por la sociedad, es decir, una legitimación previa.

La Constitución debe ser un texto vivo, pues en cada una de sus letras encontramos la conciencia política de lo que el pueblo aspira lograr para desarrollarse. Por el contrario, cuando caminan por vías diferentes, lejos de la legalidad entre lo que dicta la norma fundamental y el actuar de la gente, algo anda mal. En sentido teórico, como acuñara Jellinek, estaríamos frente a una mutación constitucional donde el texto se apartó del compromiso ciudadano que lo fundó, probablemente desplazado por intereses fácticos.

Por eso importa mucho que no sólo políticos, sino los ciudadanos, todos en conjunto, asumamos con responsabilidad y refrendemos el compromiso de unidad política que subyace al simple Estado de Derecho, que no es cosa menor; sin embargo, sin ciudadanos implicados con el respeto de la ley, difícilmente podremos ponernos de acuerdo en temas sustantivos de nuestra democracia, como lo son actualmente la transparencia, la rendición de cuentas y el combate a la corrupción.

Celebro escuchar en el discurso público el regreso de la ética como valor y como regla de conducta para todos, pues refresca e invita a reconstruir la confianza mutua, entre sociedad y gobierno, para honrar y celebrar así a nuestra Constitución, que más que un texto jurídico es, como señala Peter Häberle, el instrumento de autorrepresentación cultural de la sociedad que somos frente al mundo.

*Senadora de la República Secretaria de Mesa Directiva
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@LiliaMerodio

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