Y como cada año, diciembre y sus navidades llegaron sin avisar. Las calles ya huelen a ponche, a nochebuenas de maceta y de botella. Los pasamanos del transporte público de a poco se llenan de bichos contagiosos. En diciembre, con sus mañanas gélidas, el estado del tiempo se refleja en la manera de hacer política y no siempre es con villancicos...

Todavía estaba el carrito de atoles y tamales de Insurgentes Norte y Violeta, cuando al interior de la sede nacional del PRI, José Antonio Meade se registraba como precandidato a la Presidencia de la República. Pepe Meade (para sus cuates del PRI) fue arropado por la estructura política del partido: CNC, CTM y CNOP; también por el gabinete federal, diputados federales, senadores, gobernadores integrantes del partido. Todo el parque jurásico en pleno.

En el evento protocolario de añejo estilo se vieron los resultados de la operación cicatriz realizada por el doctor Meade en mesas de restaurantes con los no elegidos y en la comida del fin de semana con una larga lista de dirigentes nacionales del PRI, en la casa del precandidato. A juzgar por las ‘selfies’ y retratos distribuidos en redes sociales, el PRI llega unido a la contienda electoral. Tal vez con alfileres, pero unido. 

Allá por los rumbos de la plancha del Zócalo se siente la frialdad de los vientos del frente PAN-PRD. Miguel Ángel Mancera recurrió a una extraña metáfora donde la protagonista fue una sopa: “Debe haber una opción para el país, no se puede encasillar en lo de siempre porque nunca va haber un cambio. Si no hay algo nuevo (yo merengues, dijo El Gordo) no va haber un cambio. Es como en todo, tú sigues con la misma receta, siempre va salir igual la sopa. Hay que cambiarle los ingredientes para que podamos tener una mejor presentación”, dijo el jefe de gobierno en favor de su aspiración a encabezar el llamado Frente, chatos.

Hablando de sopa, Mancera anuncia que especialmente los damnificados del terremoto del pasado 19 de septiembre tendrán cena navideña, gesto que quizá le agradezcan los convidados, pero que no se antoja suficiente por la cantidad de desatenciones y desencuentros provenientes del gobierno local. 

En Tlalpan también hace aire: Claudia Sheinbaum presentó su informe de labores, postergado por la emergencia que representó el sismo, ahí en el centro histórico del sur. 

En los avisos parroquiales de su informe, la jefa delegacional aprovechó la ocasión para anunciar que solicitará mañana martes licencia al cargo para contender por la candidatura al gobierno de la Ciudad de México por Morena. 

Por aquello de los fríos o no, Sheinbaum también estuvo arropada en este evento por diputados locales y federales, los jefes delegacionales de Azcapotzalco, Tláhuac y Xochimilco. Por matracas, chinelos y tambora. No faltaron algunos senadores del bloque sin partido en la Cámara Alta, como Dolores Padierna, Alejandro Encinas y la campechana Layda Sansores. 

Finalmente, en el PAN no terminan de poner el árbol de Navidad; Ricardo Anaya no da ninguna certeza a quienes tienen interés en contender por la candidatura presidencial tanto de Acción Nacional, como del PRD. El asunto es que según la media en encuestas y sondeos posteriores al destape de José Antonio Meade en el PRI, tanto PAN como PRD se están rezagando en la carrera presidencial frente al duelo AMLO-Meade. No hay pastorela sin diablito y aunque Anaya se aferra, ese papel lo está jugando Margarita Zavala con los 11 puntos que le dan las encuestas. Matemáticamente, los votos del “Frente”, más los de de Zavala superan a López Obrador. De ex primera dama a fiel de la balanza, nada mal. 

Periscopio. Bajo toque de queda, en Honduras la autoridad comenzó el recuento parcial de votos de la elección presidencial sin la presencia de representantes de los dos principales partidos. Con una tensión social importante, donde ya hubo varios muertos, se espera que hoy se den a conocer los resultados definitivos y que la oposición no acepte su derrota. En México, la mesa está puesta para un escenario poselectoral muy parecido.

t@LeoAgusto