El dinero detrás del hogar

OPINIÓN 04/02/2015 05:00 Actualizada 05:00

En 2012, según el Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática, actividades tales como lavar, planchar, limpiar, hacer la comida, cuidar enfermos, niños y ancianos -en resumen, todo lo que las amas de casa realizan- representó el 19.7% del Producto Interno Bruto de nuestro país.

Ahora bien, hay personas, en su mayoría mujeres, indígenas pobres, que reciben un sueldo por este tipo de trabajo. Se calcula que son más de 2 millones 300 mil trabajadoras domésticas.

Muchos las llaman de forma despectiva "gatas", "chachas", "indias". ¿Qué hay detrás de esta discriminación? Hay muchas razones por las que en nuestro país el clasismo y racismo son recurrentes, pero una sobresale: el tratar a otro como si valiera menos es un excelente pretexto para violar sus derechos.

Como vimos, el trabajo doméstico es uno de los pilares de la economía del país; representa más riqueza que las remesas que envían los migrantes en Estados Unidos. Pero, según una encuesta realizada por el Inegi, el 87% de las trabajadoras domésticas no tiene seguro médico; el 61% no tiene vacaciones; el 57% no tiene permitido ir a la escuela para estudiar y superarse; el 45% tampoco recibe aguinaldo; el 33% no puede tomar alimentos de la casa donde trabaja; y el 44% no tiene un horario fijo.

Entonces, el insultar, denostar, agredir, discriminar, considerar menos a una trabajadora no es sólo cuestión de cultura o buena voluntad. El empleador explotador se asegura de que la trabajadora no pueda ni levantar la cabeza y exigir sus derechos: sueldo acorde a su trabajo, horario establecido, contrato, vacaciones, seguro, alimentación digna y suficiente y, por supuesto, trato digno.

Así lo demuestra uno de los testimonios recabados por el Conapred: "Quería seguir estudiando, pero la falta de dinero, la falta de tiempo... En aquel tiempo ¿a qué hora estudiaba? Ahora sí que trabajaba como una esclava, aparentemente me trataban bien, pero no me respetaban mis derechos de que en lugar de trabajar ocho horas trabajaba hasta doce o catorce horas; entonces, ¿a qué hora me da tiempo de estudiar?".

Actualmente, una organización, el Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar, está realizando una campaña llamada "Hogar, justo hogar", para promover que los empleadores respeten los derechos laborales de las trabajadoras.

Glosario de supervivencia

Trabajadora doméstica: Flor oculta.

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