El Frente amplio democrático es la curiosa manera que han tenido PAN y PRD de meterse en la contienda presidencial, a pesar de la caída que ambos partidos políticos han mostrado durante las últimas elecciones en los estados de Coahuila y el Estado de México. Porque, siendo justos, a este amasiato entre la izquierda y la derecha le resultaba mucho más fácil ganar la elección para gobernador en Nayarit que perderla.

Lo preocupante es que ni PRD ni PAN pudieron lograr la anulación de los procesos electorales en el Edomex y Coahuila. Las denuncias públicas de las trampas del PRI durante las campañas no pudieron ser sustentadas en los tribunales electorales. Esa es una señal que deben tomar en cuenta los votantes que definirán al próximo Presidente de México; quien quiera gobernar al país en 2018, deberá tener la capacidad de defender el triunfo en las urnas y ganar las impugnaciones en las salas del TEPJF. 

Pero vamos por partes, dirían en la pollería. La ilusión del PAN triunfador modelo 2015 que tanto ‘cacarea’ Ricardo Anaya, hoy es eso: una alegoría insostenible en 2017. Acción Nacional no ha dado resultados en estados como Durango y Veracruz. Los nulos resultados de los gobiernos encabezados por José Rosas Aispuro Torres y Miguel Ángel Yunes Linares nos demuestran que las alianzas electorales no son la panacea que ahora las cúpulas de ambos partidos pretenden venderle al elector. 

El queretano cree que la coalición será su trampolín a la candidatura presidencial y que apoyarse de un discurso hueco que gira en torno al ‘bien común’, adornado con propuestas de gobierno que están buenas para una presentación escolar en ‘power point’, pero no representan un proyecto de país que entusiasme a nadie. 

El escenario más realista para el FAD después de la elección presidencial es que se convierta en una tabla de salvación para ambos partidos que les permita ganar algunas gubernaturas en juego el año entrante, como Morelos, Puebla, Jalisco, la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y Veracruz.

A nivel parlamentario federal, la coalición entre PAN y PRD ayudará a enfrentar la mayoría como primera y segunda fuerzas políticas, lugares hoy en disputa, que tendrán Morena y el PRI a partir de 2018. Por eso hoy no tienen candidato, porque no piensan que ganar la presidencia sea una realidad.

La alianza entre PAN y PRD busca replicar en 2018 el modelo de partido bisagra que tuvo el PRI, luego de la elección presidencial de 2006; pero recordemos que en aquel año los operadores políticos de dicha maniobra, que terminó por maniatar al gobierno de Felipe Calderón, fueron personajes de mucho ‘colmillo’ como el sonorense Manlio Fabio Beltrones y la tlaxcalteca Beatriz Paredes. El PAN tiene experiencia para negociar con el PRI, pero ¿quién en el PRD tendrá la capacidad de negociar con López Obrador? Hoy, nadie. 

Bitácora de lo absurdo. Por fin, Horacio de la Vega, director del Instituto del Deporte de la Ciudad de México, entendió que el predio de 5 hectáreas que, desde 1968, ocupa el Velódromo Olímpico “Agustin Melgar” no puede ser demolido para construir un estadio de futbol y, mucho menos, para un equipo tan mediocre como el Cruz Azul. Felicidades a los vecinos de la colonia Jardín Balbuena que protestaron contra este proyecto inútil. Es pertinente mencionar que en dicha colonia vivieron sus primeros años personajes como Hugo Sánchez, Efraín ‘El Cuchillo’ Herrera y el gran técnico ‘Chucho’ Ramírez, recordado por ganar por primera vez en 2005 un torneo oficial organizado por la FIFA con la Selección nacional mexicana. Ninguno de ellos jugó jamás con la descarrilada ‘Máquina Cementera’. 

Por otra parte, los hermanos Moreno Rivera podrán seguir utilizando la explanada creada por Herbert Schurmann, arquitecto y diseñador de velódromos, como estacionamiento, estanquillo y cancha de futbol rápido para echar la ‘cáscara’ después de cumplir con el deber, mientras las banderas originales utilizadas en los Juegos Olímpicos México 68 se siguen deshilachando en lo alto de las astas. 

Twitter: @LeoAgusto