Dignificar el Senado

Martí Batres

OPINIÓN 03/04/2018 11:36 Martí Batres Actualizada 11:36

El país se encamina hacia un periodo de grandes cambios. La victoria de Andrés Manuel López Obrador obligará a repensar el quehacer político en todas las instituciones.

La política dejará de pensarse como el espacio del privilegio y los negocios.

El Senado no puede seguir siendo el lugar oneroso, el lugar donde se toman decisiones contra la gente y contra la nación.

El Congreso mexicano es el quinto más caro del mundo. Los legisladores mexicanos son los más caros de América Latina y sólo el 12% de la población apoya o respalda su labor.

El Poder Legislativo en general y en particular el Senado de la República no deben escapar al cambio.

Ahí se debe explorar la nueva forma de hacer política. Los senadores de la próxima legislatura deben caracterizarse por su austeridad, la cercanía con la gente y por una práctica política clara y honesta.

La austeridad republicana es un concepto clave para el México del futuro. Con menos privilegios para la clase política habrá más recursos para el bienestar social. Son muchas décadas de abusos de quienes han detentado el poder político en México. Los lujos de los gobernantes se han financiado con la miseria de las personas.

Asimismo, desde el Senado se debe buscar una nueva legislación que no sólo obligue a los servidores públicos a transparentar su patrimonio, sino que evite que a partir del ejercicio en las instituciones puedan llegar a tener uno cuantioso.

De igual forma, deben incorporarse los temas de las libertades y diversidad cultural, étnica, sexual; así como las agendas de los pueblos originarios, de la equidad de género, de la no discriminación, de los derechos humanos, de las personas con discapacidad y del medio ambiente.

Para ello, es indispensable que desde la Cámara Alta se trabaje para todos los sectores y todas las clases sociales; para darle bienestar a las clases populares, tranquilidad a las clases medias, estabilidad a los empresarios y honestidad al poder público.

En este sentido, es importante que los próximos senadores asuman el compromiso de no incrementar impuestos.

La empresa privada florecerá si se elimina la asfixia fiscal. Asimismo, no se deben aprobar nuevas privatizaciones y tampoco se debe estatizar la economía.

Esta nueva dinámica deberá traducirse también en que por fin los senadores en su conjunto pongan por encima de cualquier interés, el interés de la gente y así crear consensos para que de forma armónica la legislatura acompañe la transformación del país.

La gente exige menos grilla y más trabajo por parte de sus representantes. Es un mandato popular que se debe asumir.

De cumplirse estos puntos, México estará en condiciones de abrir una nueva era de derechos sociales financiados por los ahorros que se deriven de las medidas de austeridad republicana, eliminación de privilegios y combate a la corrupción.

Los cambios deben llegar al Senado. El país no aguanta más. La política debe renovarse y llegó el momento de que eso suceda.

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