Gestores e hijos de mami

OPINIÓN 03/03/2014 05:00 Actualizada 05:00

Una de las empresas más favorecidas por el tráfico de influencias y la corrupción de la docena trágica panista, es la naviera Oceanografía S.A. de C.V., importante contratista de Pemex.

No hay que perder de vista este aserto, de cara a lo ocurrido en esa empresa, que comisiones investigadoras del Congreso relacionan con Jorge Alberto y Manuel Bribiesca, hijos de Marta Sahagún, esposa de Vicente Fox; y con Martín Díaz Álvarez, sobrino de Francisco Gil Díaz, secretario de Hacienda del ex presidente, primo político de Juan José Suárez Coppel, director de Petróleos Mexicanos con Felipe Calderón, casado con Gloria Pérez Jácome y por tanto cuñado de Dionisio Pérez Jácome Friscione, quien fuera en ese gobierno subsecretario de Hacienda y secretario de Comunicaciones, y es actual representante permanente de México en la OCDE.

Citigroup Inc informó que descubrió un fraude contra su filial mexicana Banamex cometido por Oceanografía. La defraudación involucra alrededor de 585 millones de dólares en un crédito a corto plazo respaldado en cuentas por cobrar de Pemex. Pero ese respaldo sólo cubrió 185 millones de dólares.

Conocida la denuncia, la PGR intervino y aseguró a Oceanografía sus buques, plataformas y oficinas. Las entregó al Servicio de Administración y Enajenación de Bienes para que se ocupe de ellas. Denuncia y aseguramiento ocurrieron 17 días después de que Oceanografía fuera inhabilitada un año, nueve meses y 12 días como proveedora del gobierno federal, por la Secretaría de la Función Pública. La inhabilitación fue consecuencia de la simulación del pago en la fianza de nueve contratos con Pemex y de la omisión en el pago de 11 millones 468 mil dólares.

De acuerdo con las escrituras de Oceanografía, los dueños son Amado Omar Yáñez Osuna y Amado Yáñez Correa. No se ha descubierto, hasta ahora, documento oficial que señale como propietarios a los hermanos Bribiesca Sahagún. Sin embargo, en el medio petrolero y las conclusiones de comisiones del Congreso que los investigaron, aseguran que fueron gestores cercanísimos al poder y beneficiarios, por lo tanto, de jugosas comisiones. Se afirma, por ejemplo, que por recomendación de los Bribiesca, Oceanografía se benefició de millonarios contratos de Pemex (al menos 43 de la filial Pemex Exploración y Producción entre 2011 y 2013). Los contratos conseguidos por la influencia de su poderosa madre, habrían alcanzado hasta los 6 mil millones de pesos.

Los hijos de Marta Sahagún niegan, por supuesto, su participación en la empresa, aunque uno de ellos, Manuel, actualmente diputado del PANAL, declaró a la revista Contralínea, en mayo de 2005: “Mi hermano Jorge y mi tío Guillermo llamaron a Pemex para que le dieran un contrato a Oceanografía… siempre con apego a la legalidad… no tiene nada de malo que se solicite a Pemex que tome en cuenta a Oceanografía”.

Pero sí tiene algo de malo pues es tráfico de influencias, similar al que recurrieron en agosto de 2004 cuando recomendaron a Héctor Reyes Retana, entonces director del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) que le diera un crédito por 10 millones de dólares, con sesión de derechos de contratos de Pemex, a Oceanografía. Y así fue, se le otorgó, y un año después, se amplió por 20 millones de dólares. Pero un mes después, el Órgano Interno de Control del Bancomext (entonces a cargo de Roberto Muñoz Leos) recibió información de Pemex de que esos contratos no procedieron y, por tanto, no existían. Bancomext suspendió las líneas de crédito y procedió a demandar penalmente a Oceanografía en Mérida hasta que en octubre de 2005 la institución bancaria recibió la liquidación de los dos créditos, lo que frenó la denuncia penal.

Oceanografía despegó de una severa crisis antes de 2000, en el gobierno de Fox, e incurrió en diversas ilegalidades como la falsificación de 150 convenios con Pemex, según la investigación de la PGR. Oceanografía está ligada también a la Caja Libertad, dirigida por Martín Díaz Álvarez, el sobrino de Gil Díaz quien, se asegura, está asociado también con los hermanos Francisco Javier y Óscar Rodríguez Borgio, copropietarios del equipo de futbol Querétaro y compradores de gasolina robada a Pemex para las gasolineras que tienen en esa entidad. Hoy, los Rodríguez Borgio son prófugos de la justicia.

Y esa es tan sólo la punta del iceberg de los jugosos negocios que se hacen desde el poder político con Pemex. Imáginese usted cómo serán ahora con la reforma energética, la apertura a empresas privadas como Oceanografía y, al parecer, sin los controles legislativos necesarios para frenar el saque del país.

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Twitter: @Raul RodríguezC 

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