El caso Narvarte no termina

OPINIÓN 02/12/2015 04:00 Actualizada 04:00

Aquel día, mientras el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera reabría la Línea 12 del Metro, tres fotógrafos que cubrían el evento subieron al estrado con imágenes de tres de las víctimas: Rubén, Nadia Vera y Mile Martín.

Ahora, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, Perla Gómez Gallardo, ha anunciado que se preparan dos recomendaciones contra la Procuraduría General de Justicia y el Tribunal Superior de Justicia capitalinos. Los motivos: el haber filtrado a la prensa información relativa al caso Narvarte, en particular fotografías que forman parte del expediente (mostraron los cuerpos de las víctimas).

El manejo del caso por parte de la Procuraduría capitalina ha sido desaseado, con las filtraciones de datos a la prensa (que muchas veces resultaron falsos y se desmentían al día siguiente) y se estigmatizó a las víctimas: para la gran mayoría de los capitalinos quedó la idea de que esa noche hubo una fiesta de drogas y sexo en el departamento, lo cual ya se descartó.

Lo mismo ocurre con la teoría de que el departamento era una casa de citas (es decir, un burdel). La procuraduría o el tribunal "filtraron" la declaración de uno de los imputados, en el sentido de que habrían tenido sexo con dos de las víctimas. Y de nuevo ha quedado en el imaginario que así pasó, aunque los peritajes arrojaron que las víctimas no sostuvieron relaciones sexuales aquel día.

En este caso, las inconsistencias han sido ventiladas por familiares y amigos. Ayuda que Rubén Espinosa, quien venía huyendo de amenazas en Veracruz, era conocido y querido en el medio periodístico. Por eso sabemos que las autoridades no han agotado todas las líneas de investigación y que hubo dolo en las filtraciones.

El daño a la investigación es evidente: se corre el riesgo de que los homicidios queden impunes, de que no se detenga a otros responsables, además de la estigmatización a las víctimas.

Pero ¿cuántas veces ocurre esto?, ¿cuántas veces se filtra información sesgada o falsa y se abandonan otras líneas de investigación?, ¿cuántas veces los deudos deben gastar su energía desmintiendo filtraciones?, ¿y las autoridades se dedican a chismear en vez de emprender una investigación objetiva, respetuosa, basada en evidencias?

¿Podrá el caso Narvarte ayudar a transformar la procuración de justicia en el DF?

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