Discriminación enemiga de la salud

OPINIÓN 02/12/2014 05:00 Actualizada 05:00

La discriminación es un trato diferente y perjudicial que se da a una persona por su sexo, raza, color, ideas, aspecto, capacidad económica, orientación sexual, por tener una discapacidad o padecer una enfermedad y la lista puede ser inmensa. Una sociedad que discrimina no avanza porque limita las capacidades del ser humano y porque alimenta la desigualdad y el maltrato.

Detrás de la discriminación es frecuente encontrar diferencias de poder, ideas preconcebidas, intolerancia o creencias personales que carecen de lógica y que muchas veces son impuestas desde la familia, favorecidas en la escuela y fortalecidas por la comunidad y los medios de difusión.

¿Tú discriminas por algún o varios motivos? ¿Te has sentido discriminado? ¿Te afecta poco o mucho? La discriminación es una barrera y en salud es una limitante para buscar atención médica, para tener acceso a los servicios de salud o para ser bien atendido.

¿Discriminar o ser discriminado te hace mejor?

No, tú sabes que en el fondo discriminar también te daña y ser discriminado puede llevarte a la tumba. Ayer se celebró el Día Mundial del Sida, una enfermedad que se topa con muchos prejuicios, una de sus formas de transmisión es la vía sexual y afecta más a los hombres que tienen sexo con otros hombres. Las cifras son para reflexionar, en México se registran alrededor de 11,500 casos al año y se estima que 24 de cada 10 mil personas podrían vivir con VIH.

Por el estigma y los prejuicios que enfrentan las personas con infección, algunas prefieren no hacerse la prueba, lo que favorece el avance de la enfermedad, y es que a la vergüenza aprendida de tener una infección sexual se suma la homofobia (aversión, odio o incomodidad contra hombres y mujeres homosexuales) y el temor de sufrir humillaciones, agresiones o maltrato.

Otro ejemplo, el 70% de la población mexicana tiene sobrepeso u obesidad que también es motivo de discriminación. Los estudios muestran que algunas personas con obesidad que sufren discriminación tienen baja autoestima y creen que el mundo es un lugar injusto para vivir, adoptan una visión pesimista y aceptan los estereotipos negativos sobre sí mismos, como ser flojos o no preocuparse por su salud.

El problema es que cuando nos sentimos mal con nosotros mismos es más fácil darnos por vencidos y creer que cambiar no vale la pena, por lo que hacer ejercicio o cambiar nuestra dieta no hace mucho sentido.

Lo cierto es que todos podemos, si queremos, desarrollar empatía y aceptación frente a las diferencias de los demás. Si queremos ser mejores con los demás y con nosotros mismos, debemos extirpar la discriminación por cualquier causa y participar en la creación de una sociedad más igualitaria, más inclusiva y de mayor aceptación de la diversidad que existe en la naturaleza y en cada uno de nosotros.

Comencemos por cambiar nuestro lenguaje, por evitar las burlas y no hacer chistes o bromear sobre las características de los demás que pueden darnos un momento de gracia, pero que al otro/a le causan mucho dolor.

El mundo vale la pena, todos y todas somos importantes, merecemos vivir en un mundo sin discriminación, es un derecho humano.

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