Empezó el viernes un tiempo de vacas flacas, en vez de una época de leche y miel, prometida en las 11 grandes reformas del primer tercio del sexenio. Ello se debe a una combinación de factores que nadie invocó, están en la realidad.

El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, anunció el recorte presupuestal, el primero lamentan sectores de la oposición que exigen al gobierno que se ‘apriete fuerte el cinturón’, en el gasto corriente. Lo empujan a despedir gente.

Los días de abundancia de recursos económicos fueron los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón, la cual se reflejó en incrementos en el gasto, uno de ellos muy sintomático de esas etapas del país: engordaron las nóminas de altos funcionarios.

Pero también se robustecieron los partidos políticos, el mismo Instituto Federal (hoy Nacional) Electoral, y su respectivo tribunal; los gobiernos de estados y municipios gastaron y firmaron deudas a heredar. El Congreso estrenó edificio y alimentó a sus ‘aviadores’.

Pero también aumentó algo más: El número y proporción nacional de pobres y de gente en pobreza extrema, y a ellos ya no se les puede pedir sacrificio alguno. Se les debe apoyar a sortear los días de dificultades económicas que vienen.

Como dice el dicho, los doctores en política, los estadistas locales quién sabe, y los que quieren ser Presidente de la República en 2018, deberían aplicar el consejo de “todos coludos o todos rabones”.

A pesar de la crisis, es tiempo de fortalecer el poder adquisitivo de la gente, el consumo interno de las clases populares, y que se ‘aprieten el cinturón’ en los poderes.