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OPINIÓN 01/10/2014 05:00 Actualizada 05:00

MUESTRA EL OFICIO Quién ayer capitalizó a su favor la megamarcha de los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) fue el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. En un hecho inédito, ante la petición de los alumnos para que él los atendiera, Osorio Chong salió de sus oficinas en Bucareli y subió al templete ocupado por la dirigencia estudiantil acompañado de algunos de sus subalternos en un tono desenfadado, pues todos los funcionarios dejaron el saco en la oficina. Ante los politécnicos, se dijo abierto al diálogo, ofreció revisar las demandas de los inconformes y darles una respuesta el viernes. Osorio Chong mostró su oficio y cambió radicalmente la imagen de los secretarios de Gobernación, que tradicionalmente son blanco de las ofensas durante las manifestaciones realizadas por organizaciones estudiantiles y sociales.

 

PERSISTEN LAS DUDAS La decisión del gobierno federal de dar marcha atrás con la versión inicial de lo que ocurrió en Tlatlaya y admitir que hubo excesos que derivaron en la muerte de 22 personas, sin duda busca evitar que el tema siga creciendo y se convierta en un flanco abierto para el presidente Enrique Peña Nieto. El anuncio de que la Procuraduría General de la República acusará a tres soldados de homicidio lleva implícito el mensaje de que no se ocultan las irregularidades y de que sí habrá castigo; sin embargo, aún permanecen muchas dudas sobre lo qué ocurrió el 30 de junio pasado en ese poblado del Estado de México.

 

VA LA SUYA La secretaria de Desarrollo Social del gobierno federal, Rosario Robles Berlanga, denunció ante el Ministerio Público federal al empresario argentino Carlos Ahumada por los delitos de extorsión, fraude procesal y uso de documentos falsos. Según la funcionaria, su ex pareja sentimental “sustrajo” sin su autorización tres hojas en blanco con su firma y, “a través de terceros, le hizo llegar la amenaza de utilizar dichas firmas en blanco, en el que se reconocía una deuda millonaria”. Tanto el PRD, como Robles, están demandados por Ahumada por un adeudo de 200 millones de pesos, más intereses generados en 11 años.

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