¿Eres de los que se aguantan?

OPINIÓN 01/10/2013 05:00 Actualizada 05:00

¿Dices sí cuando en realidad quieres decir no? ¿Te abstienes de decir lo que piensas por miedo a provocar una discusión o molestar a los demás? ¿Tiendes a tragarte tu enojo en lugar de expresarlo? ¿Soportas una noche de intenso ruido y fiesta de tus vecinos, sin quejarte? Si contestaste sí a estas preguntas, eres de los que se aguantan. Y es probable que sufras de algunas dolencias físicas producidas por la represión de tus emociones y pensamientos.

Entre los problemas físicos más comunes, derivados de aguantarse, están: dolores de estómago, gastritis, colitis y úlceras, producto del exceso de jugos gástricos por la contención del enojo; dolores de cabeza y migrañas por reprimir la irritación; insomnio por no liberarte del resentimiento hacia alguna persona.

Cuando no exteriorizas tus emociones, sobre todo la ira y la tristeza, las procesas interiormente, provocándote resentimiento, amargura, ansiedad o depresión.

Es probable que te aguantes por temor al enfrentamiento con los demás o a comportarte de manera agresiva. Así que decides no actuar, a pesar de que el problema siga sin resolverse, que a veces se torne incontrolable y que incluso dañe tu salud física y emocional. Evitas los conflictos y piensas: "Para qué le digo, se crearán más problemas", cuando es obvio que la comunicación adecuada casi nunca crea más problemas, sino más soluciones; "No quiero lastimarlo", cuando es evidente que, al callar, te lastimas a ti mismo.

Al aguantarte, haces a un lado tu derecho a expresarte, quizás porque piensas que no mereces defender tus puntos de vista, deseos y preferencias. Incluso sentirte indigno de ser feliz puede estar detrás de tu renuncia a la expresión. Cuando no ejerces tu derecho a manifestar tus puntos de vista, tu autoestima se ve gravemente afectada. La autoestima es la sensación fundamental de sentirse capaz de transmitir las propias ideas y ser merecedor de que se nos escuche.

Tarde o temprano la frustración, insatisfacción y tensión reprimidas y acumuladas encuentran una salida. Explotas, como si de una olla exprés se tratara. Es entonces que te permites enumerar lo que te tiene insatisfecho, sólo que lo haces de la peor manera posible: con un estallido. Es curioso que para no actuar agresivamente te aguantas, y al final es justo de manera violenta como terminas actuando. Parece que, después de todo, aguantarse no es una buena idea.

¿Esto quiere decir que entonces debes ir por el mundo diciendo siempre lo que piensas y sientes sin importar los demás? De ninguna manera. Hay ocasiones en que es mejor posponer una aclaración para cuando estés en condiciones de dialogar. Cuida la manera en que te comunicas: defiende tus derechos, sin agredir a los demás; sé directo, honesto y apropiado en la comunicación de tus sentimientos e ideas; escoge la forma, la intensidad, el lugar y el momento apropiados para dialogar; mantén una actitud de apertura y escucha a los demás.

Muchas veces no expresas lo que te inquieta porque aprendiste que no debes hacerlo o porque no sabes cómo hacerlo. Te aterrorizan las consecuencias de expresar lo que piensas: que te rechacen, que te desaprueben o que pierdas el control. Si este es tu caso, es necesario que revises, preferentemente con un psicólogo o terapeuta, tus ideas con respecto a la manifestación de tus puntos de vista y tus sentimientos. Tú, al igual que lo han hecho muchas otras personas, también puedes aprender a comunicarte de manera asertiva.

CITA:
"En la vida te tratan tal y como tú enseñas a la gente a tratarte"
Wayne W. Dyer (escritor estadounidense)

DATO INTERESANTE:
El trastorno de somatización es un diagnóstico psiquiátrico aplicado a pacientes que se quejan crónica y persistentemente de varios síntomas físicos que no tienen un origen físico identificable. Una explicación etiológica común es que algunos conflictos psicológicos internos son expresados como signos físicos. (Wikipedia)

RECOMENDACIONES:
Asertividad: Cómo ser tú mismo sin culpas
Eduardo Aguilar
Editorial: Pax

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