¿Acoso sexual en el teatro?

Lydiette Carrión

OPINIÓN 01/06/2016 14:08 Lydiette Carrión Actualizada 14:08

Con capuchas y al ritmo de batucada, acusaron al director, frente a todo el público, de ser acosador y violador. Este tipo de acciones se llaman “escrache”.

El escrache contra este individuo se fue gestando a partir de todo lo que destapó la manifestación contra todas las violencias machistas del 24 de abril. En ese momento, muchas mujeres compartieron públicamente historias de acoso, desde la infancia, la adolescencia y también en el trabajo. Entonces, varias actrices de teatro se dieron cuenta de que habían tenido problemas con un director en específico.

La llamaremos “Artemisa” (hay una denuncia penal en proceso. De ahí que se omiten los nombres de las denunciantes y el denunciado). Ella dio su versión a esta reportera sobre lo que llamó la explotación laboral, económica y sexual que sufrió en el mundo del teatro: Ella entró en contacto con el director a los 25 años de edad, ninguna experiencia. Ella lo admiraba y él se convirtió en su maestro. Pero luego la fue aislando, la convenció de que ella no valía sin él y la hizo completamente dependiente. (¿Recuerdan a Sergio Andrade? Cuando Artemisa narraba, no podía evitar pensar en ese caso.) Le dio un trabajo con un sueldo miserable, no la dejó crecer artísticamente. Y cuando se cansó de ella, la desechó. 

Así, Artemisa vio pasar en el que era su lugar a varias mujeres más, la mayoría más jóvenes que ella cuando lo conoció. Algunas denunciaron, otras no. Algunas se retractaron en su momento, pensando que quizá “traicionaban” al maestro si admitían que su profesor, alguien a quien admiraban en lo profesional, las hacía sentirse incómodas, obligadas a acceder, explica Artemisa.

Así suele ser, dice Artemisa, cuando un maestro, una persona a la que se admira y tiene más poder que una, va envolviendo y denostando, y destruyendo la autoestima, la confianza, hasta convertir a una joven en una muñeca de trapo.

Lo terrible: hablando con varias actrices, unas que conocen al director denunciado, otras que no. Todas coinciden: la inmensa mayoría han sido acosadas e intimidadas por sus profesores. No es un profesor, no es el teatro. Es el machismo.

Muchos dicen: “Pues Artemisa debió haberse ido”. Pero, ¿deveras será tan fácil para una joven? La pregunta aquí es: ¿por qué, para hacer teatro –o yoga, o acceder a un trabajo o cursar una carrera– una joven debe esquivar o acceder a los avances de un hombre con poder? 

GLOSARIO DE SUPERVIVENCIA Primavera violeta: Se vuelve Verano.

 

Comentarios