Lactancia

OPINIÓN 01/05/2013 01:00 Actualizada 01:00

En las sociedades sofisticadas como en la que ahora vivimos, la lactancia ha pasado a ser de una actividad normal y natural, a cautiva y sin soporte.

Resulta que amamantar es parte del proceso del embarazo y parto, no es que el cuerpo termine de hacer unas cosas y haga otras, es parte de lo mismo, como explica Lourdes Bornacini, consultora y asesora en lactancia de Centro Blossom.

Pero desde que la familia se ha aislado de la comunidad y se ha perdido la hermandad que en siglos pasados existía entre mujeres que amamantaban juntas y que viendo aprendían a hacerlo, las mujeres modernas están llenas de mitos sobre lactar.

“Creo que todos los mitos de la lactancia se dan porque somos mujeres en cautiverio, antes se veía a las mujeres en el acto de lactar, eso era algo normal y natural, cuando una tenía un bebé era apoyada por las demás en este proceso. Ahora es un escándalo si te sacas el seno en público para amamantar, lo que hace la crianza más complicada”, explica.

Lo mismo pasa en la lactancia dentro de los medios de comunicación, “ves cómo está la mujer y la posición del biberón, pero no ves cómo es la técnica de acomodar al bebé para dar pecho en ningún lado”.

Uno de los mitos más comunes para evitar la lactancia es que duele y, por ello, ahora no se hace o se hace menos, “sí duele si no te pegaste bien al bebé (tener la posición adecuada de su cuerpo y el tuyo) y si el agarre no está bien (cómo se prende el bebé del pecho), si estas dos cosas están bien hechas, la posibilidad de que duela y hasta de que no se agrieten los pezones es menor”, asegura.

Otro factor, dice la especialista, es que no estamos relajadas para amamantar, ésta acción también tiene un factor sicoemocional, y cuando hay ansiedad por el desempeño, la mujer puede que no produzca suficiente leche; es decir, está ansiosa de que no le va a funcionar la lactancia porque su mamá a la vez le dijo que ellas eran de poca leche o que tampoco tuvo suficiente y eso repercute.

Otro mito es sobre la calidad en la leche materna, “muchas mujeres dicen ‘para qué me meto en eso si mejor le doy fórmula que está mejor y así ni me duele ni me esclavizo’, pero la realidad es que como la leche materna no hay ningún alimento”.

Y explica: “Eso de que la leche está muy aguada es porque le aplican la regla de compararla con la espesa de la vaca, hay que saber que cada bebé come a un ritmo diferente y hay tres tipo de leche, el calostro que es muy valioso, la de transición y la madura, la leche materna al principio es más aguadita porque tiene mayor concentración de agua, y si sólo le damos los 10 minutos que dicen algunos pediatras, sin importar si tiene tres meses o tres días, el bebé no alcanza a tomar la leche más madura, más espesa, la que ayuda a que cargue calorías y, por ejemplo, duerma mejor durante más horas.

A veces pensamos que los doctores por tener carrera en medicina saben atender de todo y algunos, a pesar de ser pediatras, no tienen especialidad en lactancia, por ello si nos descalifican la calidad o cantidad de leche, dejamos de hacerlo al confiar en ellos.

Es importante saber que la leche materna, explica Bornacini, está elaborada para ese bebé en específico, porque la mamá está en contacto con el entorno con el cual estará el bebé y de ahí que su leche contenga las cosas necesarias para sobrevivir en él, por ejemplo, si viven con mascotas. Cada cuerpo se adapta a las circunstancias en las que vive y produce la leche idónea para ese bebé. Por eso, está de más hacerle análisis comparativos.

Otro mito es que por la leche “le pasas todo lo que te comiste tal cual, lo real es que se puede comer de todo hasta que se demuestre lo contrario, ya hay ciertos nutrientes que cuestan más trabajo asimilar y que irritan al bebé, pero no es el alimento en sí, tampoco es cierto que hay comida que aumenta la producción de leche, como los atoles”.

Otro mito es que la lactancia funciona como anticonceptivo, cosa que no es así.

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