Miguel Barbosa y la cargada de Troya

LEO AGUSTO

OPINIÓN 01/03/2017 09:46 LEO AGUSTO Actualizada 09:46

ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR es un populista (...) dispuesto a fingir un acto de fe con tal de lograr algún beneficio electoral, así pensaba el senador perredista Miguel Barbosa, cuando criticó en su columna de opinión (Milenio, 16 de octubre de 2015) la entrega de una carta y un regalo que hizo el tabasqueño al papa Francisco en Roma previo a la visita pastoral a México el año pasado. ¿Tenía razón el perredista? Sí. “Es el saludo de un populista a un inovador”, dijo entonces en entrevista ‘chacalera’ en el patio del federalismo del recinto de Insurgentes y Reforma.

Ante la amenaza de extinción, como la que vive el PRD, el instinto de supervivencia despierta en los animales, incluido el aristotélico zoon politikón. El aún líder de la bancada amarilla en el Senado se pronunció esta semana a favor del proyecto político de López Obrador. Barbosa busca ser candidato a gobernador de Puebla en 2018 y ve en Morena el boleto que lo lleve a la aventura electoral.

Pero el cachondeo de Barbosa hacia López Obrador no es nuevo, comenzó en agosto del año pasado cuando el periódico estadounidense ‘The Wall Street Journal’ dio a conocer algunas endebles inconsistencias en la declaración patrimonial del tabasqueño, la famosa 3de3, reportaje que más que evidenciar algún viso de corrupción, dejó al descubierto la fragilidad del modelo de transparencia impulsado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). Entonces, la defensa de Barbosa fue así: “Lo del WSJ es una vacilada, no le busquen, por el lado de la deshonestidad no van a agarrar a López Obrador”, trinó el senador desde su cuenta de Twitter. 

El desenlace del recurrente apoyo de la corriente de ‘Los Chuchos’ a López es bien conocido. En 2006, en los tiempos donde aplicaba para el PRD la ‘teoría electoral del perro’, donde los amarillos tenían asegurado el triunfo electoral en la Ciudad de México incluso postulando a un perro como candidato; Jesús Ortega se aferró a la candidatura a la jefatura de gobierno y Andrés Manuel logró aplacarlo al nombrarlo su coordinador de campaña presidencial. El tabasqueño tenía reservada dicha candidatura para Marcelo Ebrard, quien se convirtió en jefe de gobierno del entonces Distrito Federal gracias al apoyo de AMLO, más que por la marca del PRD. Después, con el conflicto poselectoral como contexto, ‘Los Chuchos’ desconocieron a Obrador y pactaron con el gobierno de Felipe Calderón, porque así lo marca la lógica de la política, pero también la recurrente historia de traiciones en la izquierda mexicana. Ya ve usted, ahora Jesús Ortega vive arrojando gástricas disertaciones respecto a su antiguo líder y se mantiene dispuesto a negociar con el mejor postor, sin importar ideologías ni partidos políticos.

Ahora, López Obrador vive una etapa de indulgencia política y está dispuesto a perdonar a todos sus adversarios políticos, salvo al innombrable. Pero se sigue esperando una respuesta a la adhesión de Barbosa. En el fondo, la cargada hacia López Obrador, a la que ahora se suma el senador, abona a disminuir la ‘AMLOfobia’, tan fomentada en 2006 por el PAN y por el Consejo Coordinador Empresarial, promotores de la campaña del “Peligro para México”. ¿Qué pensarán ahora los detractores al ver el desastre de país que tenemos hoy?

Aunque la postura de Barbosa es incongruente con sus dichos, no es así con su ideología política, si es que la tiene, de izquierda, al optar por la unión de las izquierdas antes de que el PRD se convierta en un partido franquicia del PAN en cuanto al tema de las alianzas. A pesar de que con ello le haga el ‘trabajo sucio’ al PRI, especialmente en lo que se refiere a su oposición a una alianza entre PAN y PRD en la elección de gobernador del Edomex. ¿Por qué no se manifestó con la misma ferocidad en las votaciones estatales del año pasado donde el tándem mandó a la lona al PRI? Porque varios de los candidatos aliancistas ganadores salieron del Senado. Barbosa se suma a la cargada, pero existe un riesgo real de traición que AMLO debe asumir hoy y no quejarse después de la elección de 2018.

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