El pasado fin de semana tuve la oportunidad de asistir a dos de las arenas de lucha libre con más tradición en México: La Afición de Pachuca y la Coliseo, en la Ciudad de México, espacios que conservan la esencia que a lo largo de décadas han alimentado de hazañas sus entrañas.

El jueves llegó la empresa local DTU al recinto hidalguense para ofrecer su evento anual “Ofrendas Extremas”, cita en la que presenta a gran parte de su elenco, encabezado por los internacionales Miedo Extremo, Cíclope y Aeroboy, reforzados por estetas con amplia lona recorrida, como Halloween, La Secta, Dement Xtrem y Demus.

El resultado fue una buena función, rica en matices y colores, con una afición consciente del estilo de lucha que se ofrecería y dispuesta a pasar una velada llena de adrenalina y mucha violencia.

Con casi once años de experiencia, DTU luce como una promotora fuerte, capaz de convencer a su elenco de darlo todo en el ring, alrededor del cual, todos trabajan minutos antes de la función para que no quede nada a la suerte.

Dos días más tarde, a muchos kilómetros de distancia y con un espectáculo muy distinto, la aguerrida Arena Coliseo abría sus puertas para la ya tradicional función retro.

Un concepto austero en producción, pero implacable en su ejecución, con un elenco profesional que entiende la importancia de luchar en un recinto como el de Perú 77.

La Coliseo sobrevive a pesar de la indiferencia de quienes programan en el CMLL; a pesar de la inseguridad de la zona y gracias a una afición que no la olvida.

Cada vez menos, pero las viejas arenas se niegan a morir, brindando oportunidades incomparables para volver a enamorarse del deportes de las llaves y contra llaves.

¡Buenas luchas!