Durante entierro
“¡Adiós, papá!”, grita hijo de policía fallecido tras sismo, en Juchitán
Irma (la viuda), sus tres hijos, la suegra y todos, no pueden contener el llanto cada que se escuchan las canciones que le gustaban a Juan
Cristopher Rogel Blanquet, EL GRÁFICO
Dennis A. García
Su cuerpo reposa en un cuarto rosa. Es la sala donde cada día, por 18 años, desayunó antes de ir a trabajar como policía municipal de Juchitán.
Todos los pobladores lo visitan. Le dan el último adiós a Juan Jiménez Regalado; su cuerpo fue rescatado de entre los escombros del Palacio Municipal.
Como es la tradición, hay tragos de mezcal y una tambora para despedirlo.
Irma (la viuda), sus tres hijos, la suegra y todos, no pueden contener el llanto cada que se escuchan las canciones que le gustaban a Juan.
Así pasa la madrugada, entre llantos y tristeza. Sale el sol y en las instalaciones de la Policía Municipal le rinden honores como un héroe.
El cortejo fúnebre avanza sobre la carretera Asunción Ixtaltepec-Juchitán. La tambora no para, ni los tragos de mezcal de la botella a la boca.
Se acerca la hora del último adiós. Sus compañeros uniformados mencionan con fuerza, por última vez, su nombre.
Juan deja a su esposa Irma, que se dedica al hogar, y a sus tres hijos de 18, 17 y 12 años.
Una voz de niño cierra la escena. ¡Adiós, papá!