Poli pondrá ante la virgen el cel que le salvó la vida

“No me tocaba, fue un milagro”

El elemento guardará su teléfono con la ojiva incrustada como su amuleto

Al día 02/03/2017 18:00 Actualizada 18:00
 

Como en una película de acción, a Miguel Guadalupe Hernández Rojas le salvó la vida el celular que portaba en la bolsa de su camisola de policía municipal de Nezahualcóyotl.

Su cuerpo no se desvaneció ante los ojos de su agresor, pese a que la bala que le disparó golpeó en el pecho, a la altura del corazón. 

AMULETO. Dice el policía que él solo sintió ‘calientito’ —era el impacto de la bala— y un dolor.

La ojiva aún permanece incrustada en el teléfono; por el tamaño dicen que pudo ser una pistola de calibre 32 o 38, nunca se sabrá porque Hernández Rojas, de 55 años, ha decidido conservar el celular un M4, así, tal como quedó para enmarcarlo.

Dice que a partir de ahora será su amuleto de la buena suerte, el mismo que colocará en el altar de la Virgen de Guadalupe, imagen a la que todos los días se encomienda antes de salir de casa.

‘Me dio la oportunidad de seguir viviendo porque esto fue un milagro’, cuenta.

Recuerda que fue el pasado 13 de febrero a las ocho de la noche cuando subió a una combi, de las que circulan sobre Periférico hacia avenida Central, para dirigirse a las instalaciones del DIF para cubrir su guardia.

En el trayecto, en el entronque con el Circuito Exterior Mexiquense, un sujeto de unos 19 años hizo la parada y cuando la combi se detuvo abrió la puerta, para amenazar con una pistola a los pasajeros y arrebatar la bolsa de una mujer.

‘En ese momento, lo que hice fue adelantarme porque sabía que sí ellos se daban cuenta que era policía, pues aún llevaba parte del uniforme, me matarían, además de que también los enfrentaría porque yo iba a ser uno de esos pasajeros que no entregan sus pertenencias y cuántos han muerto así’, recuerda.

Su padecimiento de lumbociática en la pierna derecha —dice— le imposibilitó correr tras ellos para detenerlos, una vez que repelió la agresión a balazos.

LE PERDONA LA VIDA. Cuando le quité el arma, reconoce, tuve la oportunidad de matarlo, pero lo dejé y desde la ventana del copiloto uno de ellos me disparó a matar. ‘No me tocaba, yo tengo un ángel que me cuida, aunque en ese momento, al sentir el golpe del disparo, pensé hasta aquí llegué’, dice Miguel Guadalupe, quien lleva 17 años de servicio como elemento policiaco en el municipio de Neza.

“Soy policía por convicción, desde niño quise ser policía, lo traigo en la sangre. En la policía voy a seguir hasta que Dios me lo permita”, Miguel Guadalupe, Policía de Neza.

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